Lo único que hay oficial desde hace muchos años y sigue habiendo hasta la fecha (a pesar de los rumores y noticias sobre los cambios en los procesos de acceso que incluirían también el cambio de temario) es la lista de los 69 temas únicamente con sus títulos -en español por cierto- sin índice, estructura mínima o recomendada, o bibliografía relacionada por ejemplo.
Es por ello que al no existir un temario oficial con los contenidos desarrollados, a la hora de preparar y estudiar nuestros temas debemos estructurarlos de forma que esas partes o epígrafes se correspondan con las distintas partes del título, esto nos ayudará a no dejarnos nada fuera –y una vez desarrollado facilitará también la corrección, no olvidemos que también sumamos cada vez que le hacemos la vida más fácil a los correctores, de hecho la estructura lógica del tema es uno de los criterios de evaluación.
Si bien es cierto que no todos los títulos de los temas permiten identificar claramente cuál sería su estructura, la mayoría sí permiten aplicar la lógica y el sentido común a la hora de identificar los contenidos mínimos, elementos clave y la organización o estructura óptima que debe tener cada tema.
El título de mi libro no es casual ya que es muy práctico concebir el temario como un libro de recetas (que además tienen “ingredientes” y “técnicas” comunes que permiten agruparlas o categorizarlas en bloques).
Si nos preguntan alguna de las 69 recetas (imagina que una fuera un gazpacho) debemos ser capaces de visualizar rápidamente los “ingredientes” y su relación para lograr el resultado final, así como explicar cómo se elabora, aplicando y demostrando de esta forma nuestra capacidad como docentes.
Puede que olvidemos algún ingrediente, que cambiemos el orden de preparación, incluso que equivoquemos las cantidades, pero el resultado final seguirá siendo “gazpacho”, se identificará como tal por el jurado de Top Chef y por tanto habremos logrado el objetivo con unos mínimos (que nos permitirá hacer media con la parte práctica y en el mejor de los casos, pasar a la segunda parte de la prueba de oposición donde defenderemos nuestra programación y una unidad didáctica).
Sea cual sea el tema, siempre debemos procurar que además de las partes propias y específicas de cada tema (tanto si se están contenidas en el título como si no), contenga también las siguientes partes: introducción; contextualización; aplicación didáctica; conclusión y biografía (en el libro se detallan más los aspectos relacionados con estos elementos).
Interiorizar lo antes posible estos elementos esenciales e incluirlos siempre en el desarrollo de nuestros temas, nos permitirá automatizar –y por tanto ganar tiempo- ciertas partes de nuestro tema, asegurar unos mínimos y mejorar nuestra habilidad en el desarrollo de temas.
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